viernes, 8 de enero de 2010

Notas de una vida.

Blanca hoy se muestra la niñita gélida, aquella a la que llaman hija de las nubes, perfecta y armónica bajo la luz de la luna. Observo tras la ventana el manto blanco que esta deja a su paso y, mientras tanto, escucho el dormitar de mi corazón. Siento que mis nervios afloran y hacen que algo en mi pecho de brincos sin cesar. Intento deshacer con manos temblorosas ese nudo alojado en mi estómago. Me esfuerzo en no pensar en cuan lejana es mi alegría... en que mi sonrisa quedó atrás hace largo tiempo.
Algún recuerdo perdido danza en mis entrañas dejando huellas que me hacen arder. Incapaz de controlarlo, la frustración me invade y me obliga a ver como todo a mi alrededor se torna gris. Mi debilidad me arrincona, me siento incapaz de decidir qué hacer. Doy esta batalla por perdida. La espada que mi mano blandía desapareció sin explicación alguna y la armadura que me cubría ahora se encuentra en pedazos, rodeandome, tanto ella, como yo no hemos resistido el golpe. ¿Y ahora, qué puedo hacer? Ya no sirve de nada seguir el sendero. No puedo encontrar lo que desapareció. Solo queda aprender a vivir sin ello...solo queda aquello que más temo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario