domingo, 14 de marzo de 2010

L.L.U.V.I.A.

Ella estaba tumbada en la cama, oía como las gotas chocaban contra la ventana, la banda sonora la componían los truenos que enredados en la indomable figura del viento elevaban su majestuosidad a la máxima potencia. Un día mágico sin duda, era lo único que podía pensar mientras los recuerdos abordaban su mente y se apoderaban de su cuerpo. No lo podía controlar, le encantaba. Algo increíble, tan fuerte, tan sincero que a ella misma le asombraba, se formaba en su interior. Y esque no todo era repulsión lo que sentía hacía el mundo. Un brillo en sus ojos se asomaba timidamente mientras rompiendo su máscara de insensibilidad se dibujaba una sonrisa en su rostro que mostraba su deslumbrante belleza, aquella que regala felicidad a quien la ve, aquella creada por la felicidad de un sentimiento palpitante en el interior de una jóven ilusionada. Deseaba poder sentir esto siempre, era tan honesto. La pureza con la que podía mirar al mundo era un sueño, un sueño real. Podía sentir de nuevo el cosquilleo en su estómago, el nerviosismo que asestaba golpes en su cuerpo le hacía sentir viva y mientras jugaba a enredar su pelo en sus temblorosos dedos pensaba en que producía todo esto. Ella fingía no saberlo, pero en lo más profundo de su ser lo sabía. Aquello que puede hacerle sentirse especial, aquello que siempre ha estado guardado dentro de ella... ÉL